Conocí a esta chica hace varios años cuando la entrevisté para una posición vacante que tenía. La contraté porque tenía buenas credenciales pero sobretodo porque hicimos click inmediatamente. Sabía que podriamos trabajar juntas porque de alguna manera sentí que eramos compatibles. Lo que no sabía es que años más tarde cuando ya no se reportaba a mi, nos convertiríamos en amigas.
En esta nueva etapa profesional en la que ambas estamos lejos de nuestra familia y otras amistades creo que nos hemos unido más. Mientras le entregan su apartamento se ha estado quedando en mi cuarto de visitas y el hecho de compartir un techo nos ha hecho conocer cosas nuevas de cada una. Cuando compartes tanto tiempo con una persona en algún momento te quedas sin palabras, simplemente no hay nada de que hablar por un rato. A mi me pasa que al llegar del trabajo necesito silencio, estar un rato en calma, sin hablar para bajar las tensiones del día y poco a poco volver a caer en tiempo.
Los primeros días sentía que era mi obligación ser una buena anfitriona y hablar aunque no quisiera. Poco a poco aprendí que a ella le pasaba lo mismo asi que en un momento dado, hay mucho silencio en la casa. Cada cual está ocupada en sus propios pensamientos pero de repente llegamos a nuestro nivel y empezamos a hablar. A veces ni siquiera prendemos el televisor y antes de darnos cuenta ya es hora de irse a acostar.
silencio amistad compartir estar lejos familia
No hay comentarios:
Publicar un comentario