Hay dos cosas que personas como él lamentan haber perdido: la compañía de los seres queridos y la independencia. Tener compañía, alguien con quién hablar, eso es algo que en esa etapa de la vida adquiere un valor incalculable. Vale tanto tener con quién hablar como poder ser capaz de hacer tus cosas por si mismo. Tener que depender de alguién más para acordarse de la hora de los medicamentos o para asistirlo en sus tareas diarias es un asunto que generalmente causa depresión y a veces, coraje. Sería magnifico que pudieran contar con ayuda para poder asistirlos en cosas simples, que la tecnología les brinde la oportunidad de no tener que depender de otro ser humano o terminar en un asilo.
El uso balanceado de la tecnología siempre será bienvenido, lo que definitivamente no puedo tolerar es que se intente usar la tecnología para reemplazar la relación saludable entre humanos. Hablar o interactuar con una máquina jamás podrá ser mejor que hacerlo con otro ser humano. Y cuando digo otro ser humano, no hablo de alguien a quien le pagamos para que se haga cargo de nuestras responsabilidades, hablo de nosotros los parientes, hijos, sobrinos y nietos que sacamos el tiempo para regalar un rato de compartir en familia, de risas, recuerdos y reconocer que ellos son parte importante de la familia.
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