Cuando los ví pensé que era una broma, tal vez una iniciación de alguna fraternidad. Cuando me acerqué más me di cuenta de que no era broma, era bien en serio. Dos jovencitos de unos 15 ó 16 años caminaban por toda la avenida en frente de la estación de polícias con un cartel que decía "Fui encontrado culpable de robar en una tienda en este estado".
Me reí por un rato al ver la cara de verguenza de los chicos. Me imagino que algún polícia les echaría un ojo por la ventana de cuando en vez porque las dos veces que pasé por allí los muchachos no dejaron de moverse. Todo el que pasaba por allí los vió y me imagino que ese es el propósito. Sin duda esa tenía que ser su primera ofensa a juzgar por sus caras, en ese momento quizás se dieron cuenta que comerse unos dulces sin pagar o echarse al bolsillo unas tarjetas de colección no es chiste. ¿Lo volveran a hacer?
Si repiten su mala conducta o no es una interrogante pero me gustó el método. Su conducta tuvo una consecuencia, la verguenza pública, incluidos los padres que si son gente de bien se ocuparán de la segunda parte del castigo. La presión de grupo, la inmadurez y el deseo de ser aceptados llevan a los muchachos a hacer muchas cosas tontas. Mi abuela siempre dice que más vale una buena pela a tiempo, claro sin que el departamento de la familia se entere porque entonces los padres se meten en problemas. Pues esta es una buena forma de darles una pela sin tocarlos, hacerlos sentir la verguenza y humillación de cargar el letrerito calle arriba y calle abajo a la hora pico, bajo el sol caliente y sin oportunidad de sentarse a descansar.
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