Medalla ocupaba una sólida segunda posición en el mercado hasta que por alguna razón que no entiendo, el Departamento de Hacienda decidió enmendar las leyes que regulaban la forma y color de las botellas en 1992, lo cual permitió la entrada al mercado de botellas de cuello largo, verdes y transparentes. Con este cambio Coors y Miller se beneficiaron impactando negativamente la industria cervecera local. Si recordamos, para el 1992, antes de que se aboliera la regulación el lider era Budweiser (45%), seguido por Medalla (25%), Schaefer (12%) y Coors (10%). Luego de los cambios en la regulación esto cambió y Miller pasó al primer lugar en ventas con 34.1%, seguido de Budweiser con 30.2% y Medalla con 14.5%. El lugar de Medalla en el mercado siguió decendiendo hasta que en el año 2000 tan solo representaba un 7% del mercado.
Gracias a Ley 69, el jibaro puertorriqueño siempre aguzao, decidió que si se ahorraba una peseta con cada Medalla que se tomara, al final del día podía tomar mas. Ocho años después, Medalla acaba de destronar a Coors como el lider en el mercado. Medalla, según el Grupo Nielsen, domina un 34.3% del mercado y le sigue Coors con 29.2%.
No cabe duda que los dueños de Cervecera de PR se han ganado unos cuantos dolares, pero también gana el país. La única cervecera en operaciones en el país consolida su posición con lo cual se brinda cierta seguridad de empleo a unos cuantos jefes de familia. Esta posición nos hace lucir bien como país que respalda lo local. La alegría es mayor porque Cervecera de PR existe gracias a capital 100% puertorriqueño, lo cual de alguna manera es un ejemplo de que el capital local debe y puede producir aqui y no en el extranjero.
Aunque la realidad es que, me imagino, que este logro se debe a la diferencia en su precio de venta, quiero ilusionarme con la idea romantica de que el sabor y la calidad del producto tienen algo que ver. Hablamos de un producto que desde su creación en el 1980 ha ganado varios premios internacionales de calidad. Esta hazaña nos recuerda que PR es tan bueno como el mejor cuando quiere serlo, los productos manufacturados aqui no tienen nada que envidiar a los extranjeros, pero con la cerveza al igual que con otras tantas cosas, siempre nos tiramos a matar a nosotros mismos. Nuestro complejo de isla chiquita nos lleva a pensar que cualquier cosa que viene de afuera es mejor y por lo tanto le damos la espalda a lo de aqui.
Espero que reflexionemos, especialmente aquellos que están en posiciones de poder impactar nuestras leyes y reglamentos; tomemos conciencia de cómo los cambios a nuestras leyes pueden impactar positiva o negativamente nuestra industria. Iniciativas que protejan la industria local, son imperativas. Tenemos que proteger lo nuestro, crear empleos para nuestra gente y hacer crecer económicamente el país por nosotros mismos, en lugar de esperar a que otro lo haga, después de todo, quién dijo que una peseta no era nada.
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