Hoy es la víspera del Día de Reyes, un día que siempre fue bien especial para mi. El día de Nochebuena nunca tuvo ni la mitad del encanto de la Víspera de Reyes, ¿por qué? Fácil, era un día en que saliamos de excursión y nos divertíamos muchísimo.
La casa de mi abuela tenía un patio enorme, en el mismo había muchas hortalizas y árboles frutales sembrados. Había mucho espacio para correr, una "montaña" para escalar, un camino perfecto para correr las bicis y las patinetas y muchos arbustos alrededor que facilitaban jugar de esconder ¡pero no tenía hierba pa' Los Reyes! Al menos eso era lo que siempre le deciamos a abuela, "es que abuelo limpia tan bien el patio que no deja hierba suficiente". Mi abuela no tenía muchos problemas con el argumento porque después de todo fue ella quién nos acostumbró a salir en busca de hierba pa' Los Reyes todos los días 5 de enero.
A mitad de tarde, ella salía con los 5 nietos a buscar hierba por los alrededores. Esta era una misión difícil considerando que su casa estaba en un barrio del pueblo dónde la suya era la exepción, en las otras en el patio solo había cemento. Ibamos a pie porque mi abuela nunca aprendió a guiar y porque de otra forma no hubiera sido tan divertido. La diversión era simplemente caminar con una caja de zapatos vacía en la mano buscando la hierba adecuada, porque no podía ser cualquiera, tenía que ser bien verde, fresca y bien cortadita. Sabiamos que había un terreno baldío cerca de la iglesia que ella frecuentaba, como a 20 minutos de camino desde su casa y este lógicamente se convirtió en nuestra fuente favorita del material que serviría para alimentar a los camellos. La ilusión de imaginarnos los pobres camellos comiendo todo lo que les dejabámos era lo que nos motivaba, era el motor que hacía el recorrido divertido. Nuestra abuela nos enseñó que dejarles alimento y agua era un acto de acción de gracias por los regalos que nos dejarian esa noche, porque siempre había que ser agradecido.
Al llegar a la casa nos tocaba separar los mazos de hierba y sacudirles la tierra, Después habia que formar grupitos de hierba que dejaríamos debajo de la cama del tío, de los abuelos, de la bisabuela y de nuestros padres. Si se podía había que ir a casa de las tías para dejar hierba allí también. Era una gran excursión, todos juntos riéndonos, soñando con lo que nos traerían Los Reyes. Así pasamos nuestros días de Víspera de Reyes, y tú ¿cómo los pasas?
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En casa se celebraba igual. Saliamos a buscar hierba, la poniamos en caja de zapatos y la colocabamos debajo de la cama con un poco de agua para los camellos.
ResponderEliminarGracias por la visita, Feliz Día de Reyes!
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