lunes, 3 de enero de 2011

¿Vieron las luces bailarinas de Mayagüez?

Una de las actividades navideñas favoritas de mi familia es visitar los centros urbanos de algunos pueblos para ver las luces y adornos navideños.  Este fin de semana visitamos la Plaza de Colón de Mayagüez.  Los últimos años su decoración ha estado preciosa pero este año es espectacular, las luces en movimiento al acorde de la música navideña me impresionaron.


En realidad, lo que más me impresionó fue el ambiente que había, se respiraba alegría.  Había mucha energía en ese lugar, se sentía en el ambiente. Había mucha gente, familias enteras.  La cara de sorpresa de niños y adultos cada vez que empezaba "el show de los árboles" valía un millón.  Los troncos de los árboles de la Plaza están adornados con luces de diferentes colores, igual que un árbol de Navidad enorme que construyeron en una esquina.  Dichas luces cambian de color, prenden y apagan al ritmo de la música.  Cuando la música que hace las luces bailar terminaba la gente retornaba a sus conversaciones y al constante caminar entre los kioskos de artesanías y comida.  La energía positiva estaba representada por el alegre cotilleo de la gente, las risas esporádicas desde cualquier rincón de la Plaza, niños jugando, adultos bailando.    Estaba absorta observando todo esto cuando de repente escuché los acordes de una guitarra y acto seguido el sonido de un guiro y un tambor.  Segundos después un señor empezó a cantar aguinaldos y en menos de un minuto el pequeño grupo se vió rodeado un grupo de personas que les hacía coro o simplemente chocaban palmas y bailaban.  ¡Qué divino, niños haciendo coro en los aguinaldos!  ¡Minutos antes había visto abuelos bailando reguetton junto con las luces!


¡Que ambiente tan rico!  ¡Pura navidad puertorriqueña!  Allí no se escuchaba hablar de asesinatos, despidos, violencia ni de ninguna otra cosa negativa, todo era sobre la familia, el frío pelú, todo lo que han comido y haciendo planes para la víspera y el día de Los Reyes.  Los aguinaldos siguieron por un rato hasta ser interrumpidos por la música de los árboles nuevamente.  Otra vez la gente se quedó lela mirando las luces en los árboles de la plaza hasta que de momento ví un movimiento extraño.  Cuando me fijo bien en lo que pasaba era un par de muchachos bailando una coreografía al ritmo de la música del show de los árboles.  Empezaron dos, y al rato ya había como diez personas bailando y alrededor se formó un gran circulo de gente mirandolos.  Repito, pura energía positiva.


En el Boulevard Eudaldo Baez también había actividad, esa noche estaba Roy Brown y luego un grupo de trovadores.  Alli se habilitó un área en la que se construyó una pequeña pista de patinaje sobre hielo para el disfrute de los niños que visitaban el lugar.  La pista era el lugar favorito de los chicos que con unas pocas inseguridades en el arte de patinar y muchísima ventaja en el arte de divertirse, gozaban de lo lindo.  Constantemente había un flujo de personas caminando de la Plaza hasta el Boulevard y viceversa, parte de la energia que se sentía.  En el camino, uno que otro se detenía para sacar fotos del grupo de amigos o familiares para así guardar un recuerdo de aquella maravillosa noche.   


Simples adornos no tienen gracia ni utilidad alguna, son simplemente una gran cantidad de dinero invertida en la cosa equivocada, pero adornos unidos a actividades que atraen al público y fomentan la union familiar, eso si me gusta.  ¡Felicidades a todos los que trabajaron para hacerlo realidad!


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