Hoy es lunes de aeropuerto, asi le llamo a aquellos lunes en que tengo que viajar. Viajar desde PR hacia cualquiera que sea mi destino de turno conlleva un ritual. Ese día la parte más importante al levantarme es irme preparando mentalmente para el viaje. Voy poco a poco despidiendome de cada rincón de mi casa, mi cuarto (con la mejor cama y almohadas que he podido encontrar), mi baño, mi área favorita para la lectura, mi rincón para escribir, mis plantas. Es como si tuviera que darles instrucciones, portense bien que ya mismo estoy de regreso. En realidad lo que hago es absorbiendo toda la paz mental y toda la energía que usualmente recibo de mis cosas, esto es lo que me ayuda a vivir durante 2 ó 3 semanas en un cuarto de hotel. De ahi obtengo la paciencia para las largas filas, la espera constante y la seguridad de los aeropuertos.
Siempre cargo con una foto tipo collage que recoje las caras de mis seres queridos, literalmente echo en la maleta un pedacito de mis sobrinos, hermanos, amigos, mi abuela y mi madre. Estos son mi ancla, los que me mantienen pegada a tierra aunque esté volando a 30,000 pies sobre ella. Son ademas mi mayor motivación para reir aunque por momentos me sienta sola en un lugar lejano. Mi computadora va cargada con las fotos de mi bello Puerto Rico, acostumbro cambiar la foto de mi desktop semanalmente, por lo que mis compañeros de trabajo allende los mares ya están pendientes del nuevo paisaje que tengo para enseñarles. Este se convierte en tema obligado de conversación pues muchos de ellos nunca han visitado la isla y tengo que aprovechar para demostrar que no somos indios con taparabo. Al hablar de PR, voy entrando en calor, no estoy dentro, hablo desde fuera lo que me recuerda que tengo que cambiar el switch, de español a inglés. Durante las próximas dos semanas, mi único contacto con mis pensamientos en español será a través de estos blogs.
Llegó el momento de salir de la casa, tengo que ir cotejando en lista mental: desconectar la electricidad, cerrar la llave del agua, cerrar puertas y ventas, verificar el timer de las lamparas, conectar la alarma, cerrar la puerta del garaje. Le digo adios al vecino con la mano, maleta en mano, este es la señal para decirle que queda a cargo de mi fuerte, me monto en el carro alquilado y aun no he atravesado el portón de la urbanización cuando ya siento nostalgia. Desde ese minuto, me hace falta mi cama, el calor de mi casa y el poder hablar en vivo y en directo con los panas de toda la vida. Pero bueno, lunes de aeropuerto significa también que me dirijo a una nueva aventura, a ver que cosas nuevas aprendo esta vez, que cosas locas veo en el camino, qué anormal de la vida se me cruza en el camino. Pensándolo bien, ya quiero llegar a mi destino, me gusta esto de vivir con rutinas abiertas, se que voy a trabajar pero en realidad no se con exactitud enfermiza lo que voy a hacer cada día cuando salga del trabajo.
¡Si, voy camino al aeropuerto!, ya completé mi rutina de desapego, ya me quité de encima todo aquello con etiqueta de esto es mio, desde aquí todo es prestado y todo lo que realmente importa va en mi maleta o dentro de mi.
"Hoy practicaré el desapego. Me permitiré a mí misma y a los que me rodean la libertad de ser tal como somos. La incertidumbre es el camino que me conduce a la libertad, y en ella encuentro mi seguridad" Deepak Chopra.
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