martes, 9 de noviembre de 2010

¿Robots de compañía?

Este fin de semana, como es costumbre, estuve visitando a mi tío abuelo.  Su cara de felicidad cuando me ve llegar, vale un millón.  En ese momento me acuerdo por qué sigo levantandome temprano para ir a verlo aunque a los 5 minutos de mi llegada pierda por completo el contacto conmigo.  Antes de que su mente se pierda en la oscuridad del Alzheimer, me da las gracias por ir a visitarlo y me rinde cuenta de las visitas que recibieron (él y sus compañeros) durante esa semana. 


Hay dos cosas que personas como él lamentan haber perdido:  la compañía de los seres queridos y la independencia.  Tener compañía, alguien con quién hablar, eso es algo que en esa etapa de la vida adquiere un valor incalculable.  Vale tanto tener con quién hablar como poder ser capaz de hacer tus cosas por si mismo.  Tener que depender de alguién más para acordarse de la hora de los medicamentos o para asistirlo en sus tareas diarias es un asunto que generalmente causa depresión y a veces, coraje.  Sería magnifico que pudieran contar con ayuda para poder asistirlos en cosas simples, que la tecnología les brinde la oportunidad de no tener que depender de otro ser humano o terminar en un asilo.


En Inglaterra, se unen a la corriente global y están experimentando con el uso de androides para ayudar a las personas mayores a vivir solos por más tiempo.  Actualmente los robots son vistos como una herramienta para atender y brindar compañía a los ancianos.  Para algunos, contar con un robot que les asista puede ser un medio para deshacerse de la idea de que dependen de otra persona.  Un robot, sería un artefacto más para realizar una tarea, como un auto, un teléfono.  Por otro lado, un robot también puede ser usado por aquellos hijos y parientes mal agradecidos como una excusa para pensar que ya las necesidades del viej@ están cubiertas.  


El uso balanceado de la tecnología siempre será bienvenido, lo que definitivamente no puedo tolerar es que se intente usar la tecnología para reemplazar la relación saludable entre humanos.  Hablar o interactuar con una máquina jamás podrá ser mejor que hacerlo con otro ser humano.  Y cuando digo otro ser humano, no hablo de alguien a quien le pagamos para que  se haga cargo de nuestras responsabilidades, hablo de nosotros los parientes, hijos, sobrinos y nietos que sacamos el tiempo para regalar un rato de compartir en familia, de risas, recuerdos y reconocer que ellos son parte importante de la familia.  


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