jueves, 9 de diciembre de 2010

¿Donarías algo al Museo de las Relaciones Rotas?

Durante el proceso de enamoramiento vivimos en una nube, la vida es bella, el sol brilla y todo es maravilloso.  Sin importar cómo haya sido el intermedio, el final siempre va cargado con un gran peso emocional.  Si la relación fue destructiva nos quitamos ese peso de encima y renacemos listos para dar la batalla nuevamente.  


Si nos hemos hecho ilusiones con ese gran amor y de repente todo termina porque la otra parte no nos quiere igual, o tiene otra pareja o simplemente vive en una sintonía distinta a la nuestra y quiere su libertad entonces esa carga emocional lleva una fuerte dósis de rabia.  El impulso normal es terminar con todo aquello que nos recuerde al ser amado y su traición.  Conozco personas que han terminado sacando a la calle la butaca favorita del marido para que se la lleve el primer interesado, o regalando la colección de figuras de acción de Star Wars del marido o quemándole la ropa.


En Croacia, una pareja que rompió su relación encontró que aquellos objetos cuyo valor era puramente sentimental para ellos dos eran los más difíciles de manejar durante la separación. Ninguno quería quedarse con ellos porque no querían recordar el pasado pero a la vez no se animaban a votarlos.  Entonces, surgió la idea de crear el Museo de las Relaciones Rotas.


En el Museo de las Relaciones Rotas se exhiben objetos ordinarios que representan historias de amor rotas.  Lo importante del museo no son los objetos sino las historias detrás de esos objetos.  Los seres humanos somos curiosos y nos encanta ver ese tipo de historias tan comúnes con las que fácilmente nos podemos identificar.  


Al ver una botella de champagne llena lo que realmente se ve es la historia de una ilusión rota, una mujer que compró la botella pensando que su novio le propondría matrimonio y en lugar de eso, rompió con ella.  También está la historia de amor del hombre que se enamoró de la mujer que le enseñó a cuidar de su protésis pero al final, el amor de su amada por él, duró mucho menos que la mencionada prótesis.  El museo exhibe un pequeño envase que contiene las lágrimas que un alemán con el corazón roto derramó y el hacha que una mujer usó para picar en pedazos los muebles de su ex-novia.  Ternura y rabia representandas en objetos corrientes.  El arrebato de salir corriendo a cambiarse el "look" es bien común y el museo exhibe un mechón de pelo rojo de una mujer que en un momento de locura se lo cortó.


Para sus creadores, el museo es una oportunidad para que aquellos que deseen curar sus viejas heridas de amor lo hagan de forma creativa, donando esos objetos especiales al museo.  En la página web del museo hay además un espacio dónde guardar aquellos emails, mensajes de texto y fotos que no quieran ver.  Pueden guardarlas allí con un candado que les impedirá accesar a ellos durante el tiempo que usted mismo haya dispuesto, un mes, dos meses o un año.  Aquellos que se hagan miembros del Museo tienen acceso a esta colección virtual.


Los objetos de este museo han sido exhibidos en varias ciudades alrededor del mundo, si alguna vez vienen a Puerto Rico de seguro tendrán una gran cantidad de donaciones producto de las actividades extracurriculares de algunos que terminan en corazones rotas y despechados.  En realidad, no tienen que esperar, si desean hacer una donación solo hay que contactarlos a través de la página web.


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